Logopedia Clínica

La logopedia es una profesión con un amplio campo de trabajo y se puede clasificar de varias maneras. Una manera sencilla es la de dividirla en su rama sanitaria y su rama educativa.

La rama sanitaria, o clínica, sería la encargada de abordar las dificultades derivadas de
problemáticas médicas que tienen como resultado alguna alteración susceptible de ser trabajada desde la logopedia. Es decir, la logopedia clínica enfrenta la sintomatología de otras problemáticas superiores, por lo que el paciente habrá acudido antes a otro profesional (neurólogo, otorrino, dentista…) y acude a logopedia derivado o aconsejado por éste.

Por ejemplificarlo, diré que las dificultades de voz o las alteraciones en las funciones no orales (masticación, deglución) siempre son logopedia clínica. Una persona nota que cada vez con más frecuencia pierde voz y que esos episodios cada vez duran más tiempo; lo primero que hará es pedir cita con el otorrino para que vea sus cuerdas vocales (mediante laringoscopia) y decida cuál es el camino terapéutico para esa problemática: reposo, intervención quirúrgica o tratamiento logopédico. En ese momento, la persona acudirá a logopedia, si así lo ha considerado el otorrino, y comenzará el tratamiento. Otro ejemplo de esto sería el niño que acude a revisión al dentista y éste aprecia una mordida incorrecta debido al empuje que hace la lengua sobre los dientes por una mala deglución. Esa mala mordida requerirá probablemente de ortodoncia, sin embargo, no bastará con modificar la posición de los dientes si la lengua continúa haciendo empuje al tragar, será necesario cambiar la forma de tragar del niño, por lo que el dentista derivará a logopedia.

En el campo del lenguaje y el habla, la diferencia radica en si dichas dificultades son evolutivas o hay un trasfondo orgánico tras ellas y, sobre todo, en la etapa vital en la que se dan; es decir, si la persona está en pleno desarrollo y está escolarizada o si la persona es ya adulta. Alteraciones del lenguaje y el habla clínicas, serían las derivadas de daños cerebrales, tumores, malformaciones… Pongamos el caso de alguien que tras padecer un ictus, despierta sin comprender lo que se le dice o sin poder articular palabras; o quién tras una cirugía para extirpar un tumor pierde parte de la lengua, o seccionan algún nervio encargado de las funciones orales y no puede hablar o tragar…

Hay ciertas dificultades susceptibles de ser vistas desde ambos campos, como serían los niños con alguna problemática médica que está influyendo en su correcto desarrollo de la comunicación (niños con labio leporino, parálisis cerebral, sordera…). En estos casos, el trabajo interdisciplinar se hace imprescindible; sin embargo, a mi juicio, el enfoque ha de ser más educativo que clínico.

En Euskadi las problemáticas clínicas están subvencionadas por Osakidetza. Algunas logopedas trabajan en los hospitales (sobre todo en Bizkaia, en menor medida en Gipuzkoa y un par de ellas en Araba); sin embargo, existe un acuerdo con gabinetes privados para tratar a pacientes derivados por el propio sistema de salud vasco